domingo, 28 de marzo de 2010

Epicuro de Samos

  • Debemos buscar a alguien con quien comer y beber antes de buscar algo que comer y beber, pues comer solo es llevar la vida de un león o un lobo.
  • El hombre que no se contenta con poco, no se contenta con nada.

  • El placer es el bien primero. Es el comienzo de toda preferencia y de toda aversión. Es la ausencia del dolor en el cuerpo y la inquietud en el alma.

  • Los bienes son para aquellos que saben disfrutarlos.

  • No ha de ser dichoso el joven, sino el viejo que ha vivido una hermosa vida.

  • Así como el sabio no escoge los alimentos más abundantes, sino los más sabrosos, tampoco ambiciosa la vida más prolongada, sino la más intensa.
  • El cuerpo, en lances de amor, es parte indispensable del alma

  • El hombre es rico desde que se ha familiarizado con la escasez.

  • El más grande fruto de la justicia es la serenidad del alma.

  • El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo.

  • El sabio no se esforzará en dominar el arte de la retórica y no intervendrá en política ni querrá ser rey.

  • Llegará un momento en que creas que todo ha terminado. Ese será el principio.

  • Nadie, al ver el mal, lo elige, sino que se deja engañar por él, como si fuera un bien respecto a un mal peor

  • Lo insaciable no es la panza, como el vulgo afirma, sino la falsa creencia de que la panza necesita hartura infinita
  • Quien un día se olvida de lo bien que lo ha pasado se ha hecho viejo ese mismo día

  • El que menos necesita del mañana es el que avanza con más gusto hacia él

  • También en la moderación hay un término medio, y quien no da con él es víctima de un error parecido al de quien se excede por desenfreno".

  • Límite de la grandeza de los placeres es la eliminación de todo dolor. Donde exista placer, por el tiempo que dure, no hay ni dolor ni pena ni la mezcla de ambos

  • Comamos y bebamos que mañana moriremos!

  • Que nadie, mientras sea joven, se muestre remiso en filosofar, ni, al llegar a viejo, de filosofar se canse. Porque, para alcanzar la salud del alma, nunca se es demasiado viejo ni demasiado joven.

  • Quien afirma que aún no le ha llegado la hora o que ya le pasó la edad, es como si dijera que para la felicidad no le ha llegado aún el momento, o que ya lo dejó atrás.

  • Debemos meditar, por tanto, sobre las cosas que nos reportan felicidad, porque, si disfrutamos de ella, lo poseemos todo y, si nos falta, hacemos todo lo posible para obtenerla.

  • El placer es el principio y el fin de una vida feliz

  • Meditación y el arte de vivir y de morir bien son una misma cosa.

Pues actuamos siempre para no sufrir dolor ni pesar, y una vez que lo hemos conseguido ya no necesitamos de nada más. Por eso decimos que el placer es el principio y fin del vivir feliz. Pues lo hemos reconocido como bien primero y connatural, y a partir de él hacemos cualquier elección o rechazo, y en él concluimos cuando juzgamos acerca del bien, teniendo la sensación como norma o criterio. 

Por ello, cuando decimos que el placer es el objetivo final, no nos referimos a los placeres de los viciosos -como creen algunos que ignoran, no están de acuerdo o interpretan mal nuestra doctrina-, sino al no sufrir dolores en el cuerpo ni estar perturbado en el alma. Porque ni banquetes ni juergas constantes dan la felicidad, sino el sobrio cálculo que investiga las causas de toda elección o rechazo y extirpa las falsas opiniones de las que procede la gran perturbación que se apodera del alma.

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